En la década de 1880 el presidente Chester Arthur comenzó a modernizar los buques navales. Da comienzo una política exterior diseñada para convertir a Estados Unidos en una potencia mundial.
El principal motivo para establecer colonias era monopolizar recursos y sus mercados. Líderes señalaron la necesidad de proteger sus intereses nacionales y por eso debían proteger el acceso a los mercados exteriores.
Al surgir en 1893 una depresión económica severa en Estados Unidos que produjo desempleo masivo y disminución en el poder adquisitivo las élites abogan por una política exterior más agresiva para compensar la escasez de la demanda interna.
Alfred Thayer Mahan popularizó la teoría de que en la época moderna el poder nacional depende de la preparación naval. Hace un llamado para modernizar las fuerzas navales, construir un canal en centroamérica y adquirir colonias localizadas en puntos estratégicos.
Theodore Roosevelt lamentaba la desaparición de la frontera occidental y proponía la conquista de nuevas áreas para mantener la vitalidad del pueblo estadounidense.
Josiah Strongh ministro protestante proclama que Estados Unidos representaba una raza superior elegida por Dios para extender el cristianismo y el progreso al resto del mundo.
En 1867 el secretario de estado logró la compra de Alaska a Rusia por 7.2 millones dólares. Rusia necesitaba el efectivo y además no quería que los británicos tomaran control de la península. En la década de 1890 surgió explotación de minas de oro de Alaska.
Desde finales del siglo 18 los Estados Unidos comerciaban con los hawaianos que tenían un rey a cargo. Para el siglo 19 comienzan a llegar misioneros cristianos y dueños de plantaciones azucareras estadounidenses. Estados Unidos reconoce la independencia de las islas en 1842 pero a raíz de un cambio en las tarifas del azúcar los empresarios iniciaron una revuelta y derrocan a la reina. El Congreso aprobó la anexión de Hawaii en 1900.
Alaska y Hawaii se convirtieron en estado en 1959.
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